Revoluciones Industrial y Francesa
El Antiguo Regimen:
En cuanto a sociedad, en el antiguo régimen la sociedad
europea se hallaba dividida en estamentos determinados, no por la
situación económica o de riqueza, sino por cuestiones de tradición,
herencia o privilegios adquiridos. Esta división de grupos estamentales
se sustentaba en la enseñanza cristiana que determinaba la obligación
divina de cumplir con las responsabilidades que cada individuo tenía
según su estado.
En cuanto a economía, la mayor parte de la población estaba
dedicada a la producción agraria, el 85% de la población total de Europa
eran campesinos. Su trabajo productivo permitía no solo satisfacer las
necesidades alimentarías del resto de la población sino, además,
aseguraba el bienestar económico de los estamentos sociales superiores
que obtenían ganancias de esta actividad.
La población urbana o burguesía constituían un sector social
menos numeroso que el campesinado. Se dividían entre los patricios o
nobles que eran una minoría; los comerciantes, que eran el elemento
dinámico de la sociedad, y un tercer grupo, formado por una pequeña
burguesía, que incluía artesanos, funcionarios y letrados.
La política consistía en la monarquía absoluta, es decir, la
concentración de todos los poderes del estado en el monarca. El poder
absoluto del rey, estaba justificado por el derecho divino.
A mediados del siglo XVIII surgió un movimiento de nuevas
ideas conocido como Iluminismo, en Europa. Se lo llamó así por que sus
seguidores creían que las luces de la razón iluminarían a los hombres en
su búsqueda de conocimiento y harían desaparecer el oscurantismo.
La ilustración se fundaba en la razón, en el pensamiento
critico o libre examen para analizar el funcionamiento de la naturaleza y
de las sociedades humanas, y ponía en duda los principios que las
autoridades políticas y religiosas sostenían como verdades absolutas.
Los principales exponentes de la ilustración fueron franceses
como por ejemplo Voltaire, que se destacó por sus escritos nacionalistas
en defensa de los derechos del hombre; Montesquieu quien admiraba el
sistema político parlamentario y defendió la separación de poderes como
forma ideal de gobierno, Rousseau quien trató de armonizar la libertad
individual y la autoridad del estado.
Revolucion Industrial:
Los historiadores coinciden en afirmar que la revolución
industrial fue un proceso de cambios técnicos y económicos que empezó
aproximadamente en 1.770 y su primera fase se extendió hasta 1.850. Las
transformaciones se fueron dando a medida que se aplicaron los nuevos
avances científicos, e introdujeron cambios de gran magnitud en toda la
Europa occidental. Por eso decimos que la revolución industrial aunque
tiene una fecha de inicio, se trató de un proceso y no de un cambio
súbito.
Los factores que permitieron que la revolución industrial se produjera en Inglaterra fueron:
La participación política de la burguesía: que le permitió tomar medidas favorables a sus intereses económicos.
La existencia de mercados externos fundamentalmente coloniales, y
la posesión de una flota de guerra que dominaba los mares y de una flota
mercante que trasladaba materias primas y alimentos.
La disponibilidad de capital por la acumulación de riquezas provenientes al comercio internacional.
El desarrollo de la doctrina económica liberal: que propiciaba la
iniciativa privada y la búsqueda de ganancia sin intervención estatal.
La existencia de un mercado interno: constituido por una población
urbana que no dejaba de crecer debido a las migraciones de los
campesinos desplazados por los cercamientos de los campos.
La disponibilidad de recursos naturales tales como el carbón y el hierro y un importante desarrollo técnico.
La revolución industrial impulsó el sistema capitalista. Uno
de los principales teóricos de este sistema fue el economista y filosofo
escocés Adam Smith que estableció las bases de la teoría económica
denominada liberalismo. Según él al dejar al individuo en libertad, éste
no solo obtiene su propio bienestar sino que también contribuye al
bienestar común de sus semejantes. Debía existir una total libertad para
crear empresas, contratar trabajadores, establecer los precios de los
productos. Los gobiernos debían dejar actuar libremente a las fuerzas
del mercado, de acuerdo con la ley de ofertas y demandas.
Mecánicos, técnicos, inventores británicos del siglo XVIII
desarrollaron aplicaciones prácticas para aumentar y mejorarla
producción minera y mano facturada. La renovación tecnológica que ellos
generaron al multiplicar la producción y aumentar la productividad,
abarató costos e incrementó las ganancias y la competitividad.
El primer gran avance se produjo en 1733 cuando Jonh Kai creó
la lanzadera volante que con el trabajo de un solo tejedor permitía
tejer mas rápido piezas de mayor anchura. Algunos años después se hizo
evidente que la producción de hilo no alcanzaba para abastecer a la
nueva máquina. Para solucionar este inconveniente en 1764 James
Hargreaves inventó la llamada “Spining Jenny” una hiladora que podía
hilar 8 copos de lana al mismo tiempo. Pero como la nueva máquina
producía hilos demasiados finos en 1768, Richard Arkwright ideó una
máquina capaz de tejer hilos más gruesos, pero que por su tamaño debía
ser accionada por la fuerza hidráulica de los saltos de agua, por eso se
la llamo “Water Frame”. Fue Samuel Crompton quien finalmente logró
crear una máquina de hilar (Conocida como “Mule Jenny”) que producía
hilos finos pero lo suficientemente fuertes.
Mientras tanto, James Watt analizaba un artefacto creado hacia
1720 para investigar la fuerza expansiva del vapor. Así perfeccionó la
Máquina de Vapor. Desde 1785 se la comenzó a usar para mover un elemento
reciente: el telar mecánico. A partir de entonces la producción textil
se duplicó. Diversos productores de paños comenzaron a concentrar las
nuevas máquinas hiladoras y tejedoras en un mismo edificio, ésta les
permitía uniformar la calidad de producción, supervisar el trabajo,
dividir las tareas de sus trabajadores. El aumento de la producción
textil pronto dinamizó otras áreas de la economía, como la minería que
proporcionaba el carbón y el hierro.
Antiguos talleres fueron sustituidos por una nueva unidad de
producción: las fábricas. Eran grandes galpones en los que se
concentraban la materia prima, los medios de producción, la energía y la
fuerza de trabajo.
Al inicio de la revolución industrial, las fábricas fueron
instaladas por antiguos dueños de talleres o por campesinos prósperos
que habían vendido sus medianas propiedades cuando se extendió el
cercamiento de los campos estos empresarios gradualmente fueron
haciendo grandes fortunas.
Las fábricas, al utilizar máquinas de vapor y no necesitar
la fuerza hidráulica se instalaron en las ciudades y alrededor de ellas
surgieron los barrios obreros en los que se hacinaba el proletariado en
casas estrechas y húmedas. La necesidad de acercar las materias primas a
las fábricas y de facilitar las salidas de los productos elaborados
hacia los lugares de venta contribuyó al desarrollo de caminos, canales y
carreteras. Esta necesidad también dio origen al la invención de un
medio de trasporte que a partir de 1825 daría inicio a una nueva a etapa
de la revolución: el ferrocarril.
La revolución industrial operó con el motor del capitalismo
permitiendo la generación de capitales cuyas utilidades se reinvirtieron
con el sistema industrial. Durante este periodo la industria se
consolidó como la principal actividad económica.
La producción industrial estableció nuevas relaciones sociales
de producción entre patrones y obreros, cuyo principal objetivo era la
obtención de lucro por el pago de un salario mínimo.
La industrialización generó una nueva y dinámica estructura
social, surgieron así nuevas categorías sociales: los empresarios, que
eran los dueños de las fabricas, una burguesía rica culta y emprendedora
que acumulaba grandes fortunas y los obreros asalariados que
constituyeron el proletariado industrial y formaban parte de la escala
social más baja.
Revolucion Francesa:
A comienzos de la década de 1770 las malas cosechas
provocaron el alza de precios del pan y los cereales en Francia. Los
artículos de primera necesidad aumentaron su precio por lo que se hizo
difícil la situación de las clases más bajas.
El estado se hallaba sumido en una crisis financiera debido
al sistema impositivo que eximía del pago a los sectores más
adinerados.
Para 1787, la crisis financiera y los despilfarros de la corte
hicieron que los ministros de Luís XVI trataran de cobrarles impuestos a
las clases privilegiadas. Éstas y otras medidas fueron rechazadas por
los nobles.
Ante esta difícil situación, se decidió convocar a estados generales (una especie de parlamento formado por los tres estados).
El rey no aceptó esta medida, pero la resistencia que
opusieron los parlamentos y algunos motines populares en París
permitieron que la convocatoria de los estados generales se concretara.
Con esta especie de “rebelión de los nobles”, se iniciaba una primera
fase de la revolución.
Los girondinos (representantes de la región de la Gironda)
eran republicanos moderados pertenecientes a grupos de las diferentes
burguesías.
El sector de los jacobinos estaba representado por una
burguesía media y sectores populares. Propugnaban la limitación de la
propiedad privada y las libertades individuales.
El 17 de julio de 1789, el tercer estado votó por la
formación de una Asamblea nacional y en franco desafío a la autoridad de
Luís XVI, redactaron una constitución. El 20 de junio los diputados se
reunieron en un recinto destinado para jugar tenis y decidieron
quedarse allí hasta finalizar la redacción de una constitución para
Francia. A este hecho se lo conoce como el Juramento del Juego de
Pelotas.
Luís XVI intentó presionar a los diputados utilizando la
fuerza armada para disolver a la reciente creada Asamblea Nacional. Pero
una inesperada reacción popular salvó a los asambleístas. Durante los
primeros días de julio de 1789 se produjeron en París varios
levantamientos populares cuando comenzaron a circular noticias acerca de
que el Rey estaba concentrando tropas en Versalles.
El punto critico se dio el día 14 de julio, cuando una
multitud, en busca de armas para defenderse, tomó por asalto el edificio
de la Bastilla. Este hecho es considerado como el estallido de la
revolución francesa y se convirtió en un símbolo del triunfo popular
sobre el despotismo.
Una de las medidas más importantes fue la que tomó la Asamblea
Nacional el 26 de agosto de 1789 al promulgar la declaración de los
derechos del hombre y del ciudadano. Este documento contenía los
fundamentos ideológicos de los revolucionarios. Se trataba de un
manifiesto contra la sociedad jerárquica y los privilegios de los
nobles. La declaración refleja las ideas de los filósofos de la
ilustración francesa. Comenzaba afirmando que los hombres nacen libres
bajo las leyes. Además se reconocía la propiedad privada como un derecho
natural sagrado ya no había nobles ni plebeyos sino que eran todos
ciudadanos franceses.
Con el apoyo popular, la Asamblea Nacional pudo avanzar. En
agosto el clero y la nobleza fueron obligados a renunciar a sus
privilegios y se abolió el pago de los derechos feudales y diezmos. Así
mismo, la Asamblea Nacional se convirtió en constituyente y quedó
integrada por grupos políticos de distintas tendencias.
En 1791, la Asamblea Constituyente había terminado su
labor con la redacción de una nueva constitución. Habían participado en
su confección varios grupos políticos.
Los miembros del tercer estado decidieron debatir la medida en
forma grupal para establecer el voto por cabeza y no por estamento,
para lograr que la medida se aprobara.
Para desafiar la autoridad del rey los diputados decidieron
reunirse en un recinto destinado para jugar al tenis así presionaron al
rey hasta formar la constitución. Por eso el Juramento del Juego de
Pelota es tan importante, ya que cuestiono la autoridad del rey.
La intervención de Austria y Prusia a favor de Luís XVI hizo
que en 1792 estallara una guerra que para los franceses se convirtió en
una causa Nacional. Las fuerzas extranjeras avanzaron hacia París y el
débil ejército francés no pudo detenerlas.
El julio de 1722 estallo en París una nueva insurrección dirigida
por los Jacobinos que destituyó a las autoridades comunales de la
ciudad. El rey, que ya había intentado huir en 1791 se convirtió en
sospechoso de traición. Los grupos revoltosos atacaron el palacio real,
las asamblea legislativa y tomaron prisionero al rey.
En 1792, la nueva autoridad constituida en París, la Comuna,
forzó a La Asamblea Legislativa a suspender la monarquía y a convocar a
una Convención Nacional elegida por sufragio masculino y universal. Las
elecciones dieron el triunfo a los grupos radicales Jacobinos. En primer
acto de la convención fue declarar a Francia como republica y enjuiciar
al Rey que fue culpado de traición y fue ejecutado en la guillotina en
enero de 1793.
Así Prusia, Austria, Gran Bretaña, España, Portugal, Cerdeña,
Nápoles y otros Estados bloquearon a Francia. Ante el aumento de la
amenaza exterior, la convención recurrió al reclutamiento forzado de
campesinos. Antes las amenazas externas e internas la dictadura
revolucionaria estableció el denominado Comité de Salvación Pública, que
bajo el liderazgo de Robespierre, se convirtió en el auténtico poder de
la convención.
Los jacobinos establecieron una nueva constitución republicana
y transformaron radicalmente las costumbres de los franceses. El comité
de Salvación Publica instauró un verdadero sistema de represión en el
que murieron casi 45 mil personas.
Al poco tiempo se produjo una reacción en contra de Robespierre,
quien fue derrocado y condenado a muerte entonces los Girondinos tomaron
de nuevo el Poder.
Los jacobinos debieron optar por una política radical para
poder beneficiar a las clases mas bajas, ya que la política girondina
beneficiaba claramente a la burguesía y al rey.
El directorio comenzó a funcionar en 1795. El poder
legislativo del nuevo gobierno era bicameral y estaba integrado por el
Consejo de Ancianos y el Consejo de los Quinientos. El ejecutivo estaba
en manos de cinco directores elegidos por los ancianos de una lista de
cincuenta nombres elegidos por el Consejo de los Quinientos. El voto era
censitario.
El nuevo Gobierno no tuvo autoridad, ya que sus poderes se
paralizaban mutuamente, y además fue impopular, por que había desorden e
inseguridad, alce de precios, miseria generalizada, desocupación y una
gran corrupción. La ruina de Francia pudo evitarse con los impuestos
cobrados en los países ocupados por las tropas francesas.
Cuando los realistas o los jacobinos ganaban las elecciones
legislativas, el directorio daba un autogolpe y anulaba las elecciones
para mantener una mayoría moderada. Además, para mantenerse en el poder,
recurrió a medidas propias del terror jacobino.
Siempre amenazado con ser desbordado, el Directorio,
presionado por una burguesía que quería un gobierno que le asegurara
los derechos obtenidos con la revolución, dejó que el ejército, al que
necesitaba para reprimir a sus enemigos, se volviera árbitro de la vida
política.
Napoleón, a través del consulado promulgo una nueva
constitución que otorgaba más poderes al primer cónsul en materia
ejecutiva y legislativa. Napoleón elaboró un conjunto de códigos para
organizar la legislación de Francia. El más importante fue el Código
Civil este código fue muy elogiado por varias razones: estaba redactado
en un lenguaje claro y conciso, reunía una precisión técnica con los
prefectos jurídicos y estaba destinado a satisfacer a la clase burguesa
ascendente, liberal y capitalista.
La llamada “Constitución de año VIII” estableció un poder
ejecutivo de tres cónsules. La conducción de la política externa e
interna quedaba en manos del primer consul (Bonaparte).El poder
legislativo, no podía limitar el poder de Napoleón. Este podía proponer
leyes y nombrar a los funcionarios.
En mayo de 1804, el senado proclamó a Napoleón emperador de
los franceses, y la decisión fue ratificada con una consulta popular.
Napoleón fue coronado en Paris por el Papa Pío VII. Además creó una
nueva nobleza hereditaria cuyos títulos fueron otorgados a sus
funcionarios.
En la medida en que sus conquistas por Europa avanzaban, fue colocando como gobernantes a integrantes de sus familias.
Este imperio abolió la libertad de expresión y además controlaba la enseñanza universitaria.
A través del código de comercio Napoleón enriqueció a Francia
aunque la campañas militares llevaron al incremento de los impuestos.
En 1807, los franceses ocuparon la península ibérica. Napoleón
aprovecho los conflictos políticos internos que tenia España para
efectivizar la ocupación. Los españoles no estaban de acuerdo con
aliarse a Francia y en 1808 se produjo una sublevación (motín de
Aranjuez) que pedía la abdicación de Carlos IV a favor de su hijo
Fernando. Napoleón capitalizo esta situación obligando a Carlos IV y a
su hijo a renunciar a la corona, la cual fue cedida a José Bonaparte.
A partir de ese momento el pueblo español se levanto en armas y se
organizó la preexistencia a través de juntas en diversas provincias con
el apoyo de los británicos. La feroz resistencia española obligó a
Napoleón a mantener un numeroso ejército en esa región.
El imperio de Napoleón comenzó debilitarse a partir de 1808
con la guerra de la resistencia española (guerra de guerrillas).
A mediados de 1812, el ejército napoleónico de 600.000 hombres
entro en Rusia en lugar de presentar batalla, los rusos optaron por
retirarse incendiando sus pueblos y campos cultivados. Esta estrategia
de “tierra arrasada “dejo sin provisiones al ejercito invasor. Al llegar
a las puertas de Moscú, Napoleón obtuvo una victoria muy costosa. La
cuidad estaba en llama y abandonadas sin posibilidades de
abastecimientos, el ejercito francés se retiro de Rusia en medio de un
cruel invierno. Del poderoso ejército francés solo regreso un puñado.
En junio de 1815 se realizó el Congreso de Viena (Austria). El
encuentro fue presidido por el canciller austriaco Kiemens Von
Ivietternich, un hábil diplomático. El principal objetivo del Congreso
fue la restauración del Régimen político anterior a la revolución
Francesa. La Restauración se fundamento en tres principios elementales:
El de Legitimidad, que restauraba el poder a los legítimos reyes.
El de compensación por el cual algunos países recibirían territorios en compensación por los años sufridos.
El del Equilibrio del poder, que buscaba impedir que alguna nación
llegara a adquirir un poder que pudiera amenazar al resto de Europa.
Estos tres principios significaron un balance de fuerzas
políticas y militares que garantizaban la independencia de Europa y el
mantenimiento de la paz entre las principales potencias.
Para garantizar los acuerdos de 1815 establecieron lo que
algunos historiadores llamaron el concierto de Europa. Se trato de una
metodología para mantener el estatus que habían conseguido. Así, en
septiembre de 1815 con la iniciativa del zar Alejandro I, se formo la
Santa Alianza entre Rusia, Austria y Prusia para asegurar los principios
cristianos y salvaguardar la paz.
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